Querida familia:
A seis meses de estar por estas tierras, seguimos extrañando
nuestro país. Sin embargo el Señor nos llama a mirar detrás de los sentimientos
y a descubrir lo que El nos está ofreciendo en este hermoso país.
En estos días, previos a la Navidad... ¡¡¡todavía no podemos
creer que es Navidad!!!.
Primero, porque hace un calor enorme y normalmente
relacionamos frío con Navidad. Estar
todos abrigados, pidiendo posada, tomando un delicioso ponche, pero nada de eso
se hace aquí.
No ves luces especiales en las calles, ni nacimientos, ni
calles adornadas especialmente. Sólo los
centros comerciales, eso es igual en todos los sitios. El famoso "Santa
Claus" sentado buscando con quien retratarse. Las tiendas con promociones especiales por
Navidad. Eso no cambia, ni aquí, ni en China.
El consumismo sigue siendo el mismo a donde quiera que vayas.
El calor es altísimo, no disminuye ni con las lluvias de
esta temporada. La Navidad para el
filipino es un tiempo de fiesta. Pero
como todo el año es fiesta, no se ve mucha diferencia.
Lo que lo hace distinto es que desde el día 16 de diciembre
empiezan las "misas de gallo" que son a las 4.30 de la mañana, como
lo oyen... Empezar desde muuuuuy
tempranito, con la misa y así los 9 dias previos a la Navidad. Es decir, que aquí hay 9 "misas de
gallo", desde el 16 hasta el 24 de diciembre.
Por lo tanto, no hay posadas. No se conoce en estos rumbos
los típicos cantos que entonamos en México "en el nombre del cielo.. os
pido posada, pues no puede andar mi esposa amada". Es otra manera: La fiesta de vivir un día más
se realiza todos los días, la posada a los hermanos más pobres es todos los
días, el nacimiento de nuestro buen Dios en cada gesto de amor a los filipinos,
nos lo pide todos los días.
Esta Navidad para nuestra familia será muy distinta. Quizá
sin "posadas" sin "ponche" sin luces y sin parientes. Será celebrar el nacimiento de un Dios en el
silencio, sin tanto ruido, sin tantas luces, en la soledad de la cueva de
Belén.
Este año la propuesta de Dios para nosotros se llama:
Encarnación. Es decir, en medio de esta
cultura filipina, la Palabra quiere hacerse carne y habitar entre nosotros (cf. Jn. 1,14)
Por supuesto, que no será fácil pasar nuestra primera
Navidad fuera de México. Pero sabemos
que somos extranjeros en este mundo y que vamos caminando hacia la Patria
definitiva: El Cielo. Simplemente es vivir la Navidad como José y María: ellos
no la pasaron entre fiestas, ponches, vinos, luces,ni ruido sino en el
silencio: contemplaron, amaron y fueron testigos del nacimiento del Dios Vivo.