El Espíritu Santo realmente nos impulsa
para ir más allá de nuestros límites. Ésta ha sido la experiencia de
este tiempo pascual, desde semana santa hasta la vigilia de Pentecostés.
Parece que a través de muchos signos él nos dice ha llegado la hora, no
te quedes callado o justificándote en que eres extranjero y no puedes hablar
bien. Este tiempo ha sido para nosotros un Efeta, palabra que significa ábrete
y que se usa en el rito del bautismo.
El espíritu está abriendo nuestra boca y nuestros oídos y estamos
comenzando a hablar en públicos mas grandes, porque ya tenemos este tiempo
compartiendo con los matrimonios en formación, pero ellos ya nos entienden
hasta cuando hablamos en “espanglish” jajajaja, ya que muchas veces no
pronunciamos correctamente o queremos traducir palabras del español al inglés
pero siguen siendo en español.
Lo curioso es que ya hasta entienden nuestros gestos, pero cuando
hablamos con otras personas nos damos cuenta que aún hay mucho que mejorar.
Pues bueno con estas limitaciones estamos comenzando a hablar y a ser
testigos de que una sola palabra basta para sanar el alma. Vaya que si lo es
puede ser que no nos entiendan mucho pero nos ven entusiasmados y quizá capten
una idea.
La pascua ha sido la primera de estas experiencias y después de esta
estamos muchos más involucrados en el apostolado y la misión de esta ciudad.
Hemos tenido también la
oportunidad de dar una semana de ejercicios espirituales y definitivamente que
la fuerza de la predicación no viene de nuestros esfuerzos que son muchos pero
limitados, sino de su gracia y de su amor.
Que importante es comprender que comunidad y comunicación son casi uno
solo, todo esfuerzo por comunicarnos, acercarnos a conocer la vida de las
personas, abrir el corazón crea fraternidad.
A nivel familiar hemos palpado la fuerza de esta comunicación, seguimos
con nuestra rutina de dar un tiempo para cada hijo y dedicarle toda nuestra
atención y cariño para escucharles, compartir con ellos, llorar con ellos,
alegrarnos con ellos y esto lo comenzamos a aplicar con cada uno de los
miembros comprometidos de la comunidad.
Acercarnos a la vida de cada uno es tocar tierra sagrada, admirarnos y
agradecer a Dios que trabaja en la vida y en la historia de las personas,
cuanto hemos aprendido y que necesario lo vemos para ayudarles a vivir su
llamada y compromiso en la comunidad.
Ahora estamos planeando con ellos para comenzar el trabajo de cada
realidad, que gratificante es ver el entusiasmo
con que cada miembro está soñando, cuanto fuego en las iniciativas, en el deseo
de dar a conocer lo que ellos han recibido.
Este mes ha sido nuestro primer mes con formaciones el mismo día para
adultos, niños, adolescentes y también un espacio que se está abriendo para los
jóvenes.
Dios nos está abriendo una puerta y nos dice no tengas miedo que yo
pondré las palabras en tu boca.
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