martes, 20 de enero de 2015

2015: “NO DEJEN DE SOÑAR”


Empezamos el 2015 con muchos retos: en nuestra familia, en el curso de formación de matrimonios, el apostolado que llevamos en esta isla y por supuesto, en la economía.  No es fácil continuar cuando experimentas en el corazón tantas preguntas, incertidumbre y evidencias humanas que nos dicen: ¿Qué hace aquí una familia misionera  con cuatro hijos sin una economía  asegurada? ¿Es necesario arriesgar tanto sin tener un sueldo o seguridad social? ¿ Se debe seguir adelante con la misión cuando se experimentan  tantas dificultades?



Mientras ahora les escribo, el Papa Francisco está concluyendo su visita a Filipinas.  Tuvimos la sensación de haber experimentado a través de él, una respuesta de Dios a nuestras preguntas, cuando en un mensaje dirigido a las familias filipinas en el “Mall of Asia” expresaba:  “No dejen de soñar con sus hijos, con su matrimonio, con el mundo” Interiormente experimenté que Dios respondía a mis miedos de cara al futuro de nuestros hijos que se han venido con nosotros a Filipinas, de cara al futuro de los matrimonios del curso de formación que se están preparando para dedicarse a la Evangelización de las familias de este país, de cara al proyecto de la Familia Misionera Verbum Dei en Filipinas.



Entendí en lo profundo de mi corazón: “Sigan soñando, no paren de soñar, todo esto ha nacido de un sueño, el de Dios y ahora, lo comparto con ustedes, para que soñemos juntos”.

Sin embargo, hay una lucha fuerte en mi corazón. Soñar no es fácil, estamos ante la cruda realidad que nos dan las evidencias para “poner los pies sobre la tierra” y en mi interior está constantemente esta pregunta: ¿Cómo seguir soñando en continuar en Filipinas ante las evidencias de no entender todavía esta cultura? ¿Cómo seguir soñando con una rama de matrimonios disponibles dedicados a la evangelización cuando no se tienen recursos económicos para ello y en la misma Iglesia católica no se comprende esta vocación? ¿Cómo soñar con un continente asiático evangelizado cuando todavía somos millones los católicos que seguimos encerrados en nuestra egoísta búsqueda de seguridad?

En un momento de oración, le pedía al Señor “dame la clave para seguir soñando contigo y como Tu”.  Después de hacer esta petición, vino a mi mente un pasaje bíblico que me confronta mucho: “El que quiera salvar su vida la perderá, pero el que pierda su vida por Mí y por el Evangelio, la encontrara” (Mc. 8,35) ¿Qué seguridades busco Señor? ¿por qué esta necesidad de salvar mi vida y la de mi familia? Detrás de esta invitación tan fuerte y clara de Jesús, comprendí que soñar implica abandono, renuncia, confianza en Su Palabra por encima de mis miedos, un grado  de pasión por el Evangelio que nos regala cierto toque de “locura” , frente a nuestra tentación constante de asegurar todo y de tener los “pies sobre la tierra”.



Mi respuesta fue: Señor, no quiero frenar los sueños misioneros que Tu mismo has puesto en nuestros corazones desde que éramos novios. Pido a María que nos enseñe a soñar,  Ella que a pesar de estar a los pies de la cruz de su Hijo, no dejó de soñar  y de esperar, la promesa de la Resurrección.



1 comentario:

  1. De verdad que su vida nos impulsa a creer que este sueño de Dios es posible

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