miércoles, 9 de octubre de 2013

Bienaventurados los pobres...Mt 5.




Después de meditar y quedar muy cuestionado por el evangelio de este domingo, sobre el pobre Lázaro y el hombre rico. (Lucas 16), deseo compartir algunas breves reflexiones que he hecho en los últimos meses sobre la pobreza.
El evangelio es en definitiva una llamada a no ser indiferentes ante la necesidad de los pobres. Y en este sentido nuestra llegada a Filipinas ha sido para nosotros un encuentro también con la pobreza que en muchos sentidos para lo que estamos acostumbrados llega a ser miseria.



En mis pensamientos me decía ya me acostumbraré y no se me hará tan duro. Pero de mi corazón sale una petición a Dios, no permitas que me acostumbre a mirar a los pobres, que no me deje de doler la miseria humana, la injusticia, la desigualdad, es mas que me llegue a doler más para moverme a hacer más por ellos. Que pueda trasmitirles a los matrimonios Filipinos que estamos formando , esta sensibilidad , porque quizás ellos ya se han acostumbrado.




Muchas veces me dan ganas de darle la vuelta, de no verlo, en ciertas ciudades de todo el mundo se puede esquivar esta realidad, ya que los pobres están aislados en la periferia o en colonias a las que no entramos ni de chiste, los vemos solo de lejos o no vamos nunca. Aquí no se puede dejar de ver porque te encuentras con esta realidad en por todos lados, cuando sales de un centro comercial super lujoso en la calle de enfrente pobreza.

Otra experiencia que ha sido fuerte para mi es cuando llegan a pedirme dinero en la calle, son muy insistentes, y bueno hay algunos que me duele tanto verles. En una semana me prestaron un auto con el que llevaba a mis hijos a la escuela y cuando paraba en algún semáforo se acercaban a tocarme el cristal de la ventana y ahí estaban todo el tiempo que duraba la luz roja. Mi primera reacción ya que no traía dinero ni otra cosa que darles fue voltear la cara e ignorarlos, como si no estuvieran ahí, esto es lo que me decía la razón o la costumbre, pero el corazón me decía, mírales a los ojos, regálales una sonrisa, aunque parezca ridículo o una burla, mírales a los ojos. Que difícil es hacerlo cuando piensas que lo que necesitan es dinero o comida. ¿Qué puedo hacer por ellos?


¿Cómo despertar la conciencia en el mundo? ¿Cómo salirme de este mundo injusto donde la división entre ricos y pobres es tan fuerte?¿donde el derroche de unos puede ser la comida de varios meses de otros? Quiero que el evangelio me llegue hasta lo mas profundo y me ayude a cambiar mis valores, me sacuda y me despierte del cómodo lugar que tengo. Que puedo ofrecerles cuando no tengo el dinero suficiente para ayudar  y no haría mucho. “lo que tengo te lo doy…Mi fe” y sin embargo se que no basta.


No tengo una respuesta clara pero le pido a Dios que no me deje ser indiferente, que no me acostumbre a ver a los pobres, a ignorarlos a pensar que es lo normal y que en toda la historia de la humanidad es la manera de vivir.

Bienaventurados los pobres porque de ellos es el reino de los cielos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario